Los productores franceses han recuperado una vieja tradición: atacar camiones españoles. Las autoridades creen que Francia no hace esfuerzos suficientes para protegerlos
Un litro de vino francés a granel cuesta alrededor de 1,5 euros de media, tres veces más caro que el español. Esta diferencia de precio ha multiplicado las exportaciones en los últimos años, soliviantando por el camino a los productores del país vecino, que parecen estar recuperando una tradición casi olvidada: asaltar camiones con matrícula española y derramar el género sobre el asfalto.
Las autoridades españolas, sobre todo desde la embajada en París, llevan tiempo quejándose en silencio y elevando las protestas al Gobierno francés y a la Unión Europea. Ayer, el Ministerio de Asuntos Exteriores decidió hacer pública una nota de condena en reacción a dos nuevos ataques registrados en menos de 48 horas: uno en Grand-Gallardes y otro en Narbonne. “Estos hechos se producen con desafortunada periodicidad y son motivo de preocupación para el Gobierno de España, ya que representan una violación flagrante de los principios de la Unión Europea”, incidieron.
«Van en cuadrillas grandes, de ocho o 12 personas, intimidando. Te dicen que entra mucho vino español y que no puede ser»
En ruta por Europa, Juan Francisco Gómez, un camionero que trabaja para Transportes Félix (Socuéllamos, Ciudad Real), narra por teléfono lo que le ocurrió hace dos noches. “Es imposible prevenir los sustos porque te paran yte obligan a tirarlo todo. Van en cuadrillas grandes, de ocho o 12 personas, intimidando. Te dicen que entra mucho vino español y que no puede ser. No sabes nunca cuándo te puede pasar y este lunes me tocó a mí”, dice.
Le pillaron medio dormido en el camión, en una estación de servicio, pasada la medianoche. “Pensé que eran unos borrachos porque empezaron a dar puñetazos en la puerta”. Cuando abrió la cortina se encontró “un grupo de señores mirando”. Bajé a ver qué querían y me preguntaron por lo que llevaba. Querían abrir la cisterna, algo que no se puede hacer porque si desprecintan ya no puedo descargar. Les tuve que enseñar los papeles para convencerles de que era zumo. Ellos buscaban solo vino y cuando logré convencerlos, se marcharon por donde habían venido. Tuve suerte”, recuerda.
La empresa asegura que en estos ataques no solo se pierde la mercancía. “A lo mejor, el transporte tiene marcada una ruta para recoger otra carga y todo eso se arruina porque hay que estar parado, ir a poner la denuncia… Es un perjuicio económico importante, aunque haya seguros y cosas de esas. Y es un susto para el trabajador. Aunque no hay lesiones, es un susto. Te paran por la fuerza, cierran el paso en plena carretera a veces… y abren los grifos. Aparecen con palos para asustar… No es agradable”.
Gran parte del vino a granel que se exporta a Francia proviene de la industria de Castilla-La Mancha o Extremadura, donde empresas como Transportes Félix llenan camiones cisterna con más de 25.000 litros de capacidad. Una parte de lo que se envía acaba mezclado con caldos locales o de otras latitudes, embotellado como vino francés y, en parte, exportado a todo el mundo.
“Los productores de Francia se quejan de que no pueden competir con los españoles en precio y culpan al Gobierno y a la Unión Europea. La verdad es que viven cada vez peor y el malestar es un caldo de cultivo para el Frente Nacional. A París le preocupa enfadarlos aún más, y por eso los gendarmes no actúan. Atacan un camión español y no les pasa nada. Les sale gratis”, asegura un comercial del sector con años de experiencia en el país vecino.
Los productores franceses se quejan de que no pueden competir con los españoles en precio
Desde la Asociación de Transporte Internacional por Carretera (Astic), explican que se ha producido un repunte en los ataques. “Llevábamos un tiempo tranquilos. Pero ha vuelto la preocupación entre los ganaderos y, sobre todo, los viticultores. Es muy preocupante, porque los conductores ya están expuestos a asaltos y robos. Esto es un problema más para ellos. Tienen problemas por las cargas sociales e impositivas, pero es muy triste que paguen sus problemas con la gente más débil y tiren por la calle del medio”, dicen.
Las protestas de los viticultores franceses contra los caldos españoles vivieron tensos momentos en 2016, especialmente en abril, cuando se llegaron a verter 42.000 litros de vino cerca del paso fronterizo de Le Boulou, cerca de Perpiñán. España se ha convertido en los últimos años en el mayor exportador de vino del mundo, aunque al no disponer de una red de distribución tan consolidada como la de Francia e Italia, vende a precios muy inferiores y algunas regiones se han especializado en la venta a granel. Según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), España exportó en 2014 a 1,11 euros el litro de media, cinco veces menos de lo que cobran los franceses por sus caldos cuando los envían fuera de su país.
“No sabemos cuánto va a durar la situación”, lamenta Juan Francisco. Yo miedo tampoco paso, porque sé que lo más que me pueden hacer es tirarme el vino. Yo desde luego puedo forcejear y resistirme un poco, pero tampoco mucho más. Si no los detiene nadie, ¿yo qué puedo hacer?”.